jueves, 5 de noviembre de 2009

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Por Facebook puede uno adherir a la recuperación del futbolista Fernando Cáceres, al que guardo deportiva estima. Cáceres fue baleado en una situación que la familia considera poco clara, pero ya se encargará la justicia del caso: sabemos, por los medios de difusión, que hay dos sospechosos, culpables para la opinión pública dirigida por la prensa. En Facebook hay sentidas muestras de solidaridad con el futbolista y su familia, sinceros deseos de que se recupere pronto, elogiosos recuerdos, cariño y admiración, y la mejor de las buenas leches para el jugador de fútbol.
Y junto con esos mensajes alentadores, los de siempre, los del odio, los que parecen creer que el país se inauguró la semana pasada, que las condiciones sociales son culpa de cualquiera, menos de los verdaderos culpables, que todo se soluciona con muerte, violencia, incendios...¡Incendios! Uno de los mensajes pide quemar las villas de donde salen los delincuentes que nos matan sin que el gobierno haga nada. ¿Qué debería hacer el gobierno, éste, otro o cualquiera? Siempre la misma respuesta: bajar la edad de imputación, meterles balas, quemas las villas, deportar a los extranjeros. ¿Dónde están los derechos humanos? pregunta otro,admirador del orden cementeril de la dictadura de Videla.
Y no es que uno vaya a preconizar que la inseguridad producto del delito no existe. Existe. Y va en alza. Sólo que no se va a terminar alentando el odio ni la desesperación por todos los medios de difusión: no va a terminar con las voces de Macri, Blummberg, Susana, Tinelli, de Narváez, o el discurso hueco de Stornelli y Scioli.
La tremenda pauperización de las clases proletarias (sí, hay que usar el marxismo de vez en cuando) es producto de un plan que alcanza a muchos países, particularmente en América del Sur, y lleva muchos años de implementación, y crea condiciones de pobreza económica, desesperanza, resentimiento, con la espantosa costumbre del clientelismo político de los últimos 30 años(de todo signo), la desaparición de la cultura del trabajo, el abandono de la educación, junto con la consagración cultural del éxito fácil, del robo y la brutalización pública desde la televisión, por citar algunas características.
No es creíble que quienes alientan a diario los peores valores morales del enriquecimiento a costillas del prójimo, de un orden económico, no ya injusto, sino criminal, que sostienen y han sostenido dictaduras, que aplauden cuando el imperio invade países en nombre de la libertad, que son responsables de las condiciones de miseria en donde se recrea el delito, sean los que cargando las tintas del miedo y el odio popular, traigan la solución para la inseguridad.
Y me revuelve las tripas que lo hagan utilizando el legítmo dolor de quienes admiramos a un deportista como Fernando Cáceres.
Que te mejores, Negrito.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Dijo "La Chiqui" Legrand: "¿Qué me importa a mi el golpe de estado en Honduras...?
Dijo "La Chiqui" Legrand: "Esto no se aguanta mas... ¡no podfemos salir a la calle!... que hagan algo..."

Fernando Terreno dijo...

Hola Leo:
Estoy de acuerdo con unas cuantas opiniones que ponés en el artículo, las consideraciones sobre los "nadólogos" Tinelli, Susana, Blumberg, De Narváez y otros delincuentes; y las del manejo para sus intereses que ejercen los medios y el aliento del odio, así como del lamentable uso que hacen del dolor ajeno y el que ellos inflingen con el miedo que desparraman.

En lo que no estoy de acuerdo, es en esa muletilla de los progres (entre los que me incluyo) de que la pauperización y la pobreza económica, ni siquiera el abandono de la educación, tengan relación directa con el delito. No está probado en ningún estudio serio. Es una cantilena atractiva, como el discurso fácil de los ecologistas, pero no ayudará a buscar una solución a la cuestión.
Puede ser que la desaparición de la cultura del trabajo, y la violencia televisiva y el consumo obsceno que alienta la TV lo tengan, lo intuyo sin saberlo realmente. Pero hay gente que lo ha estudidado y ha visto que tiene más que ver con esto que con la pobreza.

La prevención del delito incluye el castigo y no está bien que haya delincuentes que, por una razón o por otra, entren por una puerta y salgan por la otra. Sin ir más lejos ahí tenés las puertas del arzobispado de Buenos Aires, por las que entra y sale un delincuente condenado, como Grassi.
O un delincuente como M. Grondona, que entra y sale de radios y canales. O como el pibe ese que tiene 60 entradas y ahora se ha vuelto a fugar.

El delito parece ser independiente de la situación económica de los delincuentes, lo necesario es que todos tengan su castigo y no sólo los ladrones de gallinas.

Un abrazo.
Fernando Terreno

Leo Carballo dijo...

Querido Fernando, mis apreciaciones, acertadas o no, no son producto de ningún estudio serio, sino la observación del barrio en que nací y me crié, envilecido por el punterismo, las drogas y la miseria, que lo ha convertido en barrio jodido a todos luces. Allí muchos aprendimos que trabajar y estudiar eran valores importantes, pero claro, teníamos otro país. Hoy tenemos este, que está saliendo del infierno al que lo llevaron las políticas serias y producto de la elucubración universitaria de los pensadores extrajeros del libralismo, y de los cipayos conservadores autóntonos, vaya mezcla! Claro está que no pretendo saber demasiado sobre el tama pero me alegro que mi opinión loaliente a opinar. Gracias por su comentario, un abrazo.
Anónimo, la única inseguridad que hace peligrar a la Chiqui es atragantarse con un hueso de pollo! Capaz que tenemos suerte...

Fernando Terreno dijo...

Gracias Leo por la respuesta. Me alegro especialmente que en tu blog el disenso sea bienvenido. Si no, esto de los "bloses" se pone más aburrido que bailar con la hermana.
Gracias de nuevo por la paciencia.
Un abrazo
Fernando