lunes, 31 de mayo de 2010

ARTE

Quien sintonice la FM Rock and Pop por las tardes del lunes, digamos a las 17 o 18 horas, podrá escuchar en Tarde Negra, programa conducido por Elizabeth Vernaci, un espacio dedicado al arte.
Versada en la materia, Nushi Muntaabski nos ilustraba hoy con información acerca del mural de David Alfaro Siqueiros que fue pintado en la quinta de Natalio Botana, director del diario Crítica (el verdadero). Y mientras nos contaba acerca de los amoríos del dueño de casa y la esposa del pintor, nos informó que él era propenso a la extorsión, la que según Muntaabski le podría haber acarreado una muerte accidental, por orden de, digamos, el General Perón, al que el periodista amenazó con publicar tal vez fotos de Eva Duarte en una escena de película desnuda en una bañera.
Vale aclarar que Botana murió en 1941, luego de un accidente, mucho antes de que la opinión pública conociera a Perón, mucho antes de que Perón conociera a Evita, y que hasta mucho después, no hubo desnudos en el cine argentino(yo recuerdo una película con Olga Zubarry de espaldas, más sugiriendo que mostrando, pero seguro mucho después).
Agregó Muntaabski que el mural hoy se exhibe detrás de la Casa de Gobierno, y nos avisó Vernaci que ella espera que después de abandonar el gobierno, los Kirchner no se lo lleven a la Patagonia.
Quienes tuvimos el privilegio de escuchar esta notable exposición de un trocito de la historia del arte latinoamericano, aprendimos mucho. Aprendimos que no sólo se puede ser estúpido. Se puede ser estúpido y pernicioso también.

miércoles, 19 de mayo de 2010

OTRA HILACHA Y SEGUIMOS TEJIENDO...

Por Daniel Goñi

Hubo una vez un 17 de Octubre donde gruesas hordas de especímenes subhumanos emergían de los arrabales de la ciudad y de la periferia del conurbano, andrajosos, desdentados, y sin el menor tino ni delicadeza a la hora de ganar las calles del centro para terminar, bulliciosos, metiendo los pies en las fuentes de la Plaza de Mayo. Lo sabemos.
Mucho se habló de aquellos días intensos y quedó en el imaginario de vastos sectores de la clase media alta la idea de cómo estos insólitos emergentes devenidos en sujeto político por esas cosas de la Historia , hacían gala de hábitos y costumbres francamente precarios y altamente promiscuos: asado con zócalos del parquet como leña, inmersión de porcinos y otros animales en las tinas de los baños con fines recreativos y siguen las firmas. Cosas del Estado benefactor, que tantos dolores de cabeza nos ha dado, qué duda cabe. Y lo de cabeza: nunca tan bien empleado el término.
No se les puede dar nada, siempre es lo mismo. Lo sabemos.
Y la historia trae cada tanto algo de aquella agua, que mantiene a flote y vigentes algunas sentencias y certezas constantes en la concepción pequeñoburguesa de mucha gente. Pensamientos sellados podríamos llamarles.
Pero volviendo a la vena inicial, ahora desde la actualidad: resulta que la Asignación Universal por Hijo que implementó el Gobierno nos sumerge nuevamente en aquella vieja e irresuelta turbulencia, esa barda que dividió y divide a la sociedad argentina en unos y otros.
Y a mí me tara, no puedo conmigo.
Siempre estamos volviendo al mismo meollo, evidentemente no resuelto aún, pese al esfuerzo denodado de importantes funcionarios nacionales, como el senador y titular de la UCR , Ernesto Sanz, profundamente preocupado por la dilapidación de los fondos públicos en cosas que no valen la pena. Y que hieren la ética republicana. Como es el caso.
“La asignación por hijo incrementó el consumo de drogas y el juego…”, dijo Sanz, muy suelto de cuerpo. Del fuerte incremento de la matrícula escolar como efecto contundente y sus lógicas y auspiciosas derivaciones, ni noticias.
A la negacion no hay con qué darle, diría Freud.
Y se me ocurre que estamos hablando de la misma cosa. Hay una relación directa entre aquellos episodios descalificantes, inherentes a las políticas de integración del primer gobierno peronista, y estos pareceres y agudas observaciones con forma de eructo del titular de la UCR , indignado ante el regreso de las bestias negras, del malón inculto levantador de pisos de parquet, ahora devenidos en consumidores desmadrados de poxi-ran y vitalicios del bingo en horario completo. ¿No les digo? Otra vez sopa.
¿Será así?, me pregunto yo, iracundo esta mañana ante el efecto rápido de las dosis de paco y pegamentos varios que me compré en la villa Zavaleta, en Parque Patricios, atrás del "Ducó", con mi primer subsidio por desempleo.
Y ya me estoy yendo para el Bingo de Flores, qué joder.
Es que somos incorregibles.