jueves, 18 de diciembre de 2008

CIVISMO

Por fin supe la verdad. Tras meses de vivir engañado, pude acceder al conocimiento fundamental. La política para mí fue develada por completo. Durante todo este tiempo he creído, equivocadamente, que esta decisión favorecía a los dueños oligopólicos de la tierra. A quienes controlaron y controlan las agroexportaciones desde siempre. A los semilleros internacionales que venden transgénicos, a los ávidos productores con ansias de terratenientes. A los fabricantes de suntuarios para piojos resucitados. A los partidos de la oposición, a los periodistas de la oposición, si acaso hay otros, a la televisión y las radios de la oposición. A los chupamedias de los poderosos. A los que especulan con las necesidades de los demás. A los opinadores a la bartola. A los profetas del odio, sin la yapa. A los constitucionalistas imbuídos del espíritu de 1853. A los que compran dólares rogando que el país se vaya al diablo para hacer una diferencia. A los que extrañan a Videla, a los que citan a Sebrelli. A los que sufren por la llegada de inmigrantes morochos. A los que creen que la Argentina termina en Santa Fe y Coronel Díaz, en fin a todos esos que deseaban que nos fuera a todos para la miércoles; pero resulta que no. Resulta que el voto no positivo del intelectual cuyano cleto Cobos no fue una mano para todos ellos, sino un favor que este simpático representante de si mismo le hizo al gobierno, librándolo de una asonada civil como la toma de la Bastilla o el Abierto de Polo de la República. Que su actitud republicana cuidó de las instituciones democráticas aún contra la voluntad presidencial, emperrada en controlar los ingresos privados en haras, dios nos libre y guarde, del bien común. Gracias al señor pude enterarme que el vicepresidente de la Nación es un demócrata convencido, un hombre de las instituciones democráticas, y no, como su actitud durante la votación senatorial de la resolución 125 lo mostró, un traidor junaigransiete que se olvidó de los votantes que le confirieron una obligación indelegable, para pasarse con armas y bagajes a las huestes de todos los antedichos, prohombres de la patria. Lástima que no me di cuenta antes, caramba...

2 comentarios:

Sergio De Piero dijo...

Bueno, justamente, como usted no entiende de política el Cleto le explica, agradezca en todo caso
Abrazo,

Leo Carballo dijo...

si, claro, no se en qué estaba pensando...