lunes, 27 de octubre de 2008

ENTUSIASMO

Es notable. A toda hora del día, sin pausa, con prisa, a troche y moche, con desprolijidad, con énfasis, la prensa del poder real fogonea una corrida bancaria que ponga en jaque al gobierno. No sabemos, no podemos saber, qué cuentas pendientes hay entre unos y otros, pero es claro que los dueños de los medios de difusión desean que un tsunami financiero arrase el país para su propio beneficio, y a costillas de nuestro empleo, nuestra salud, nuestros ahorros, amparados en la crisis financiera de la metrópolis, de esas que dejan en liquidación a los países emergentes, y blindan a los socios del primer mundo. A sabiendas de que no se termina el capitalismo, ni a palos, es una buena oportunidad de las fuerzas de intervención periodística de golpear sobre un gobierno que no les obedece, o por lo menos, no mucho, y aún cuando la discipina fiscal del mismo sería envidiada por más de un monetarista, se dedican a aterrorizar a la población, en la esperanza de que seamos lo suficientemente estúpidos como para serruchar la rama en la que estamos parados. Ponen en ello el mayor entusiasmo del que son capaces, con el claro objetivo de jorobar al gobierno de turno, si, claro, pero por encima de todo, para perjudicarnos a todos. Será cuestión de no comer vidrio, entonces, aún en estado de necesidad.

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