Un micro procedente de Chile es atacado a piedrazos por la población (¿sólo por la población?) del barrio cercano al hospital adonde se dirigía para que uno de sus pasajeros que presentaba un cuadro febril fuera atendido. La noticia de su arribo fue acompañada por la alarma de la epidemia de gripe que ya hizo cerrar los vuelos desde Mexico, y para peor, el ómnibus procedía de Chile, ¡de Chile!
Bandas de "productores" hostigan violentamente al diputado peronista Agustín Rossi en Santa Fe, instigados por los voceros del sector agropecuario Biolcatti y de Angelis, que llaman a la la violencia en cada una de sus expresiones. Estos hechos ya habían sucedido contra la presidente de la Nación, y no han sido condenados por los medios que sí difunden los reclamos de los concentradores sojeros.
Enrique Macaya Márquez se decepciona porque la hinchada de River Plate no recibe con violencia a su equipo que ha sido eliminado de la copa Libertadores de América, hecho pregonado durante todos los días previos por el multimedios del cual es empleado.
La patética dirigente de la Coalición cínica, Elisa Carrió, amenaza a los jueces y camaristas que deben fallar sobre una denuncia acerca de las candidaturas del Frente para la Victoria. Les advierte que si no avalan la imputación serán sometidos a juicio político, de alguna manera muy oscura. El resto de los paladines de la democracia no menciona desde medio o tribuna alguna este hecho.
La violencia aparece cotidianamente de la mano de la derecha reaccionaria de manera flagrante, y no se puede decir que no está sucediendo, por pecar de inocente. O por ser cómplice silencioso.
Para ilustrar, lo siguiente:
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