FRANJA

Ante el estrepitoso silencio de los defensores internacionales de la democracia, de los héroes de la libertad de empresa/prensa, de los apologistas del mercado, y de sus socios progresistas locales, Israel ha masacrado, otra vez, casi como una costumbre de Navidad, a la población civil de Palestina. Ninguno de estos bien pensantes ha esgrimido algún tipo de condena contra el genocidio, porque está mal visto enfrentar a la Santa Inquisición de éstos tiempos, tal vez porque no quieren llevar sobre sus cabezas el mote de antisemitas con el que se suele designar a todos aquellos a los que nos revuelven las tripas los crímenes contra la humanidad, los cometan quienes los cometan. Tal vez por no irritar intereses económicos que los favorezcan. O tal vez porque, dado el caso, hubieran hecho los mismo. Así las cosas, en estas horas, mujeres y chicos indefensos reciben de regalo de fin de año, bombas sobre sus hogares, sobre sus personas, sobres sus esperanzas, sus amores, sus ilusiones de tener una patria, un país, un futuro, con la excusa de proteger a la poblacíon civil israelí. asentada por esos lares con la anuencia de las potencias de occidente, en cumplimiento de vaya a saber que designios politicos o divinos. Como uno en estas fiestas pudo celebrar con sus seres queridos, se da cuenta lo horrible que debe ser ver volar por los aires las casa y bienes propios, por humildes que fuesen y descubrir que ya nada se tiene.
Como si los habitantes de Gaza no fueran seres humanos sino números, "casualties", en la guerra de ocupación y exterminio que el poderoso estado de Israel lleva contra los civiles sobrevivientes de Palestina. Como si los palestinos, hundidos en la miseria desde hace más de medio siglo por la ocupación, no fueran seres humanos
Dicho esto, no queda otra cosa que rogar a quien sea por que alguien detenga la matanza, y golpee a las buenas conciencias para que reaccionen a tiempo...