miércoles, 24 de septiembre de 2008

CODIFICADO

Sale caro, muy caro, de contado y por anticipado. El fútbol codificado del cable cuesta un ojo de la cara, y no cumple con las expectativas. Fijate, te sentás a ver a tu equipo, a mi equipo, y además de soportar las tonterías y la ignorancia de los relatores y comentaristas que demuestran con énfasis su desconocimiento del juego y su reglamento, tenés tanta, pero tanta publicidad por soportar. ¿Es necesario que además de la publicidad antes y después de la transmisión, los carteles en el campo de juego, los anuncios en las camisetas de los jugadores, y hasta en las casacas de los árbitros, ahora, también debamos soportar que a cada rato eliminen el veinte por ciento de la pantalla, tapando el juego, con avisos? Y sí, es necesario, para que el pulpo de los medios de difusión y a su vez dueño del fútbol, siga controlándolo todo, es necesario que los giles sigamos comprando sus programas. En el pecado, la penitencia.

jueves, 18 de septiembre de 2008

LICENCIADOS

Suele suceder cuando uno es postulante para un empleo, o es propuesto para un ascenso: alguien decide tras bambalinas que debemos someternos a un test psicotécnico. Es entonces inevitable concurrir en horas no laborales (mi tiempo, tu tiempo) al consultorio de un profesional del ramo, vamos, un psicólogo. La rutina del acto en cuestión es más o menos conocida, se debe dibujar figuras designadas por el profesional, contar historias, describir la propia familia, si la hay, explicar qué es tal o cual cosa, identificar una figuras en tanto el psicólogo o psicóloga toma algunas notas o completa el sudoku, nunca lo sabremos, da igual. Y esto no es lo importante, no, qué va, si dibujar casitas no es una ciencia, no. El asunto es que el licenciado/a en cuestión es portador de las herramientas, en este caso armas, para identificar conductas que con todo derecho queremos ocultar, porque pertenecen a nuestra intimidad, y nadie nos preguntó si queríamos contarlas a terceros, a perfectos desconocidos diplomados en hurgar subconcientes para contarle a nuestro empleador que tenemos tendencias homosexuales, que somos larvadamente violentos, irasciblemente desconfiados, propensos a la depresión, que odiamos a nuestro padre, que nos concentramos poco y mal, que nos rechiflamos fácilmente si nos quieren jorobar, que tenemos tendencia a la infidelidad, o que somos unos pobres infelices capaces de tolerar cualquier humillación con tal de conseguir el puesto o el ascenso. Lo que se dice, el profesional de marras, por unos dineros, le irá con buena información al señor o la empresa que nos explotará, o decidirá no hacerlo, sin aclararnos que lo va a hacer. Amparado todo esto por un diploma colgado en la pared, donde constará su egreso de una casa de altos estudios pública o privada como licenciados. ¿Quien les dió licencia para informar? Nada, poca cosa, que semejantes cretinos operan libremente batiendo la cana de nuestra privacidad, como el médico que le toma la presión al torturado. Porquería de gente, Freud bendito.

lunes, 8 de septiembre de 2008

MAÑANA ES MEJOR

Tal vez quienes fueron contemporáneos del Renacimiento no fueron testigos de las obras arte que en ese tiempo fueran creadas. Cuando Carlos Marx revolucionó el pensamiento político, económico e histórico, pocos fueron los que se enteraron del hecho. Me considero muy afortunado: desde mi infancia soy conciente de la obra de Luis Alberto Spinetta, un artista que ha revolucionado la música y la poesía de ésta época, desde su primer disco con Almendra (1969), los de Pescado Rabioso e Invisible, los de Spinetta Jade y todos sus discos solistas. En particular Kamikaze, con Diego Rapoport en piano, íntimo y universal. Pero también Alma de Diamante, con Jade, El Jardín de los Presentes,con Invisible, y la dolorosa belleza de Los Libros de la Buena Memoria; el segundo de Pescado, con ese colofón de Cristálida. Y más acá, los solistas como Pelusón, Don Lucero, Pan o el último, Un Mañana, donde otra vez aparece, qué detalle, la poesía de su padre en un tema. No obstante, y sin ánimo de podio alguno, aprendí mucho de Artaud, a oír la palabra como una música, a dejar que la música me traspase sin preguntarme nada, a elegir mi propio modo de ver, y sin duda, sin falso optimismo, a esperar de lo porvenir, a saber que mañana es mejor.

jueves, 4 de septiembre de 2008

COMER SANITO

Un herramienta de narración posible en las historias contadas en televisión es la de comparar una época pasada contrastando con el presente. Así, se obtiene el efecto de que las cosas han cambiado mucho o nada, según se necesite en el argumento de venta del producto.
En una publicidad de postrecito o yogur para niños, no alcanzo a retener jamás esa información, una mamá le explica a su hijito las diferencias entre sus tiempos y los de la criatura. Así, le dice que en su época ella tal cosa, que en su época ella tal otra, hasta un clímax en el que para deleite de mi morbo, expresa:
- Yo, a tu edad, me comía dos!
Bien, señora, en un medio invadido por la procacidad y el mal gusto como la pantalla porteña ¿qué supone que significa tal afirmación? ¿que llevaba una vida harto saludable, o que meramente, tenía un apetito exagerado?. Sí, ese mismo apetito que estás pensando.
No se si al creativo del aviso de marras le volverán a encargar otro trabajo para la misma cuenta, pero no desespere, seguro lo contratan como guionista de Bailando por un Caño.

ROÑA

La Jefatura de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires lanzó un plan de recolección de residuos para paliar la situación a la que hemos llevado a nuestro hábitat. No se de qué se trata, ni en qué consiste dicho plan, y no voy a sumarme ni a la crítica ni al elogio. Sólo voy a augurarle un estrepitoso, perdón, un nauseabundo fracaso.
No se si lo han evaluado, pero el habitante de estos lares no suele respetar las consignas de convivencia en lo que a la higiene se refiere. Se le pide que no saque los residuos fuera del horario estipulado, y los saca a cualquier hora. Que no arroje residuos en la vía pública, y la calles y veredas abundan en papeles, bolsas plásticas, restos de comida, botellas descartables, latas, demoliciones, muebles en desuso y desechos orgánicos insondables. Se les ruega que junten las heces de sus mascotas, y los barrios rezuman orines y caca de perro (¿que querés, que haga en el living? Y, sí, es tu perro, no el mío). La conclusión es fácil: los porteños son sucios. Y estúpidos,por añadidura, porque ¿a quién se le ocurre vivir entre la roña?

miércoles, 3 de septiembre de 2008

GENEROSIDAD

Me llama la atención que entre las preocupaciones de la masa bien pensante que me rodea en esta vida porteña no se halle la del salario. Mejor dicho, del salario que estos simpáticos vecinos pagan a sus empleados, ya sean domésticos o de las pymes que poseen. ¿Como es que les parece injusto el mundo en que viven y no el hecho de pagar dos mangos con cincuenta por el tiempo y los servicios, mejor dicho, el trabajo, de una persona de carne y hueso? ¿Cómo es que la hijoputez siempre está puesta en el gobierno de turno y en el resto del universo y nunca jamás de los jamases en las propias actitudes jodidas hacia el prójimo? Es probable que la vida propia se resuelva mejor con la responsabilidad puesta fuera de uno, pero igual me da un poco de asquito escuchar las quejas, las voces destempladas del mediopelo solidario con los dueños de los campos y no con el cabeza que se pela el traste laburando para el patrón por un sueldito miserable. Digo yo, no sé , por ahí es así nomás, cuestión de vivir de un modo y opinar de otro.

ESTETICA

La palabra elegancia se puede usar para una cierta cantidad de descripciones, por ejemplo para mencionar una vestimenta, un gesto, el movimiento de un cuerpo, las costumbres de una persona. Pero quiero aplicarla aquí para el deporte.
La inteligencia bien puede acompañar a la elegancia, y cuando eso sucede en el deporte, el grado de disfrute del espectador llegará a su cumbre. Y eso pasa cuando se tiene la posibilidad de ver jugar a Juan Roman Riquelme, un artista del balón, un intelectual del fútbol que con su destreza sorprende partido a partido al amante de este juego, jugado como corresponde: con la cabeza. Entre tanto corredor de los laterales, tanto gambeteador del balde en el marote, tanto tribunero quejoso y revolcado, Riquelme, con su inteligencia, piensa la jugada que armará exhibiendo su elegancia en el manejo de la pelota, aún cuando sus propios compañeros no se den cuenta de su notable buen gusto para llevar un ataque a buen fin. Y allí anda él, trazando una inobjetable línea entre quienes entienden este deporte y quienes no, es decir entre quienes son capaces de disfrutar de Roman y quienes sólo pueden denostar aquello que no entienden. Juan Roman Riquelme, el que te devuelve la guita de la entrada cada vez que juega.

¿QUIEN SERA?

Ya ví la publicidad varias veces y no puedo enterarme del modelo de auto que me intentan vender, pero lo que han logrado los creativos autores intelectuales de la misma es crearme una duda, no diría que existencial, pero al menos estética ¿en el aviso de Volkswagen, el tipo que aparece sonriente junto a la señorita de buen ver, es Sylvester Stallone o Gino Renni?